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Matar al (otro) padre

Aquel dilema metafĂ³rico de destruir la imagen paterna para reafirmarse, para ser uno mismo, es el tema que mi amigo Luis Davelouis aborda en su Ăºltima columna, a propĂ³sito de los nuevos movimientos de izquierda. Luis ha tocado un punto muy interesante pero, como bien plantea en su introducciĂ³n, no exclusivo de la polĂ­tica.



Sin ir muy lejos, para muchos, la adolescencia es esa primera ruptura con los padres. Es cuando comenzamos a cuestionarlos pues ya no los vemos ni mejores ni mĂ¡s fuertes que otros adultos, ni siquiera lo saben todo, como creĂ­amos durante la infancia. Tengo una hija en esa etapa y ya me acostumbrĂ© a su “papĂ¡ tĂº no sabes”.

Toda esta rebeldĂ­a es importante, ya que el distanciamiento que genera contribuye a la construcciĂ³n de una personalidad propia. Ya no es un “nosotros” si no un enfrentado, contrapuesto y reciĂ©n nacido “yo”.

Regresando a lo propuesto por Davelouis, la izquierda ha ido cambiando, evolucionando pero, sostiene, hay un pasivo que cada vez se vuelve mĂ¡s pesado: cargar con los formadores, los patriarcas.  Se les guarda aĂºn mucho respeto como para hacerlos a un lado y eso les quita fuerza. Debe ser como ir a una entrevista de trabajo acompañado de tu mamĂ¡.

El mĂ­tico Hugo Blanco


SerĂ­a vano deshilachar lo que tan bien explica mi amigo en su columna, sin embargo quisiera jugar con el otro lado de la moneda y someterlo al mismo anĂ¡lisis ¿estĂ¡ la derecha aĂºn muy cerca del padre? ¿alguna vez existirĂ¡ una derecha no tan conservadora?

Si partimos del mismo punto judeo–cristiano, del que parte Davelouis, vale la pena citar a Francisco Umbral: “CaĂ­n sigue siendo la izquierda y Abel la derecha. Son los agricultores contra los pastores. Abel es el agricultor que cuida mucho sus frutos y la Biblia dice que para ofrecĂ©rselos al Señor; y CaĂ­n es el transhumante que cruza el mundo. Claro, siempre hay mĂ¡s revoluciĂ³n, mĂ¡s inquietud, mĂ¡s novedad, mĂ¡s progreso en el hombre errante que en el primer burguĂ©s que es Abel.”

Es interesante esta metĂ¡fora pues nos pone en contexto para descubrir un CaĂ­n que estĂ¡ en constante revoluciĂ³n, apartĂ¡ndose del padre, para romper lo establecido. No duda en patear el tablero cuando siente injusto que su padre ve con malos ojos los animales que le ofrenda, sin ningĂºn motivo y en contraposiciĂ³n a la odiosa preferencia que siente este por su hermano Abel.

Francisco Umbral

Yendo mĂ¡s allĂ¡ con la comparaciĂ³n de Umbral, podemos asumir que Abel se siente predestinado, colocado por Dios para ser el dueño de aquĂ©l jardĂ­n de los orĂ­genes. Dicho de otra manera, los hermanos no necesitaban ni competir por los derechos de primogenitura (tal como ocurre mĂ¡s adelante con varios personajes bĂ­blicos) ya su padre habĂ­a decidido eligiendo al menor.  Esto conforma la primera muestra de desigualdad en el mundo (metafĂ³ricamente hablando y,  por supuesto, en el universo bĂ­blico), CaĂ­n se rebela frente al predestinado y conservador hijo de Dios para reclamar igualdad de oportunidades. Abel creĂ­a en su padre, CaĂ­n se aleja de Ă©l, reclama con esto su laicidad.

Claro estĂ¡ que nadie escribiĂ³ el GĂ©nesis pensando en esta dicotomĂ­a, pero sĂ­ hay ciertos elementos de la naturaleza humana impregnados en estos personajes: la lucha fratricida, la desigualdad,  la ruptura con el padre, etc.

El artĂ­culo de Davelouis sostiene que la izquierda se ha renovado, a evolucionado, algo que podrĂ­amos tambiĂ©n afirmar sobre la derecha: Muchos que antes estaban cĂ³modos con la etiqueta de “conservadores”, apelando a la tradiciĂ³n para sustentar la herencia que los colocaba en la parte cĂ³moda de la desigualdad, hoy se llaman “liberales”, pues ganaron este espacio a mano, con trabajo, empresa e inversiĂ³n. Es el burguĂ©s que defiende la “libertad econĂ³mica” para continuar escalando en la pirĂ¡mide.

La otra transformaciĂ³n de la derecha tampoco viene desde dentro, llega mĂ¡s bien desde las antĂ­podas: paĂ­ses de regĂ­menes socialistas o comunistas se abrieron al mundo y se convirtieron a una especie de “capitalismo atĂ­pico”, incluso en paĂ­ses como el nuestro donde muchos radicales de derecha se autodenominan “liberales” cuando en otras realidades serĂ­an tildados de “ultraconservadores” (un liberal deberĂ­a estar a favor de un Estado laico o  de respetar la decisiĂ³n personal para abortar, por dar un par de ejemplos cercanos) .


A pesar de las diferencias y los matices, para la derecha es mucho mĂ¡s difĂ­cil alejarse del padre pues en Ă©l se sustentan sus derechos (heredados o conquistados). Es vital defender el statu quo y,  si es posible, ir mĂ¡s allĂ¡ del progenitor: acercarse al abuelo o al bisabuelo (la importancia del apellido), asĂ­ hasta llegar al poder divino que dio el visto bueno a la ofrenda de Abel, el mismo que no es otra cosa que el derecho a la diferencia.

Para que esto no cambie necesita defender valores morales y religiosos heredados, haciendo uso de la autoridad como lo harĂ­a el hermano mayor que queda a cargo por orden del padre. El primogĂ©nito ejerce su derecho y lo hace valer monopolizando esa fuerza que no es otra cosa que la represiĂ³n de la autoridad. Por esa razĂ³n la derecha siempre solicitarĂ¡ mayor control policial o militar.

"Information Is Beautiful"



Quienes comulgan con las ideologĂ­as de derecha no dudan en llamar “arcaica” y “desfasada” a la izquierda. La tildan de obsoleta, tomando como referencia la caĂ­da del comunismo en sus paĂ­ses mĂ¡s representativos, sin embargo esta (al alejarse de la tradiciĂ³n) avanza con la humanidad y los cambios sociales. La izquierda no tiene apego, es el CaĂ­n trashumante. Abel se queda en casa. Por eso nada mĂ¡s imposible que una derecha progresista. Para ser progresista se tiene que mirar adelante y romper con el pasado. Algo que aĂºn le cuesta bastante a la izquierda pero que ya vemos en otros paĂ­ses en los que se debate, desde la progresĂ­a, temas como el medioambiente y la diversidad de gĂ©nero. 

¿Y dĂ³nde quedan los de centro? Si continuamos con nuestra metĂ¡fora bĂ­blica, AdĂ¡n y Eva tuvieron otro hijo, al que llamaron Set. No lo dice la Biblia, pero si viviera estoy seguro que serĂ­a de los que apaga el televisor los domingos en la noche y se pregunta "¿para quĂ© tanta pelea entre Adanes y CaĂ­nes, si al final no llegan a ningĂºn sitio? Si me quiero enterar de algo, mejor veo ChicharrĂ³n de Prensa"

Gran tipo, Set.



1 comentario

Alejandro dijo...

A continuaciĂ³n en http://www.diferenciasentre.net/

encontramos varias diferencias de este artĂ­culo

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