Lazer Base
TendrĂa quince años cuando hubo una racha de robos en la manzana. La escena era bastante frecuente: los ladrones, perseverando en su intento por meterse a la casa por el techo, huĂan como podĂan perseguidos por Gustavo, mi padrastro. El mĂ©todo era bastante efectivo: Gustavo daba la voz de alarma a todo pulmĂ³n, dando cĂ¡tedra de la riqueza del idioma en lisuras e improperios, y perseguĂa a los asustados delincuentes hasta la esquina (normalmente lo hacĂa en calzoncillos), esgrimiendo el arma que ese dĂa tuviera a la mano. Es fĂ¡cil comprender por quĂ© la escena de Walter White en calzoncillos, revĂ³lver en mano en plena carretera, se me hizo tan familiar.
Recuerdo, en particular, uno de estos amaneceres intempestivos. Me despertaron los gritos, como siempre, luego los tĂpicos pasos huyendo por el techo, enseguida algĂºn balazo u otro improperio (indistintamente o combinados, uno y otro del mismo calibre). Ese dĂa lleguĂ© a la puerta, desde donde percibĂ, en mi avanzada miopĂa, un poco del frĂo azulino del amanecer; los gritos ya iban en bajada hasta la esquina. Di dos pasos por la vereda cuando, de pronto, un personaje apareciĂ³ frente a mĂ, a dos metros. No supe quĂ© hacer ¿me estaba mirando? ¿habĂa caĂdo del techo o pasaba por ahĂ? ¿venĂa o se iba? fue un par de segundos. Demasiados. Suficientes. Me sentĂ bastante inĂºtil y desprotegido. Estaba a solo un paso. Ese tipo de eventos hizo que mĂ¡s adelante adoptara la costumbre de dormir con los lentes de contacto puestos. Siempre me dijeron que era muy malo, pero me sentĂa bastante mĂ¡s tranquilo. Con lentes o no, creo que la costumbre de despertar sobresaltado no se me va.
Hace una semana me metĂ al mar con anteojos (sĂ, me meto al mar con anteojos, creo que no debo explicar que me da miedo no ver) y una ola se los llevĂ³. "Todo cae por su propio peso" repitiĂ³ Manu, mi esposa, que me pagĂ³ (como regalazo esta Navidad) la operaciĂ³n lĂ¡ser. Yo la habĂa venido aplazando, durante este par de meses, y tuvo que pasar algo asĂ para decidirme. Era eso o mandarme a hacer nuevos anteojos.
Hoy llevo cuatro dĂas dependiendo de lo que mis ojos ven, sin ningĂºn tipo de corrector. No veo bien, la verdad. Veo pĂ©simo, a pesar de que todo el mundo me dijo que era "al toque" y casi sin dolor, a mĂ la recuperaciĂ³n me ha dolido como la mierda. Pocos saben, nosotros nos enteramos un dĂa antes, que hay una gran diferencia entre el procedimiento LASIK y PRK. Este Ăºltimo, el que me hicieron a mĂ, es recomendado para cĂ³rneas delgadas y tiene varias ventajas, pero tiene un largo e incĂ³modo proceso de recuperaciĂ³n.
Dicen que la visiĂ³n mejora con los dĂas. Ahora escribo pegado a la pantalla, pero ya es un avance. Durante estos dĂas no pude utilizar los ojos, ha sido un ejercicio de aproximaciĂ³n a lo que se siente ser invidente de verdad. Lo que mĂ¡s me llamĂ³ la atenciĂ³n es que, a pesar de toda la tecnologĂa existente, se hayan desarrollado tan pocas aplicaciones para ciegos. Lo Ăºnico que encontrĂ©, para llenar mis oscuros dĂas y saber del mundo, son audiolibros y una complicadĂsima interfase del smartphone. Es dificilĂsima de usar y hay que manejarla con tres dedos.
Por lo pronto a tener un poco de paciencia, cuando uno de los sentidos falla es frustrante, mĂ¡s aĂºn cuando no tienes desarrollado un plan para sobrevivir asĂ (y cuando tu trabajo depende TOTALMENTE de Ă©l). Espero que todo mejore en estos dĂas y que mis hijos no hereden esa cojudez llamada miopĂa o astigmatismo. Al menos no tanto. Igual siempre queda confiar en la ciencia. Como solĂa decir Gustavo, tan nombrado aquĂ, cuando yo era mĂ¡s chico: "hiiijo, quĂ© cosas vivirĂ¡n cuando yo me muera".
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