Bolognesi, el viejo león.
La primera vez que Castilla ofreció a Bolognesi un puesto en el ejército, este le dijo que no. Tenía entonces casi 30 años y como buen hijo de inmigrante italiano prefirió enfocarse en su familia y negocios. Pero la materna sangre arequipeña pudo más: diez años después y gracias a sus habilidades para las matemáticas se unió a Castilla para formar parte del comando de artillería, venciendo a José Rufino Echenique en la batalla de La Palma. Más adelante fue Comandante General de Artillería y luego gobernador del Callao, retirándose a los 55 años.
Dudo que pudiera imaginar que 10 años después volvería a la actividad y regresara de la jubilación para ser traicionado por el alto mando y los políticos que lo dejaron morir sin enviar los refuerzos que esperaba. Era un duro: sabía que era imposible sobrevivir a un enfrentamiento tan desigual y rechazó en repetidas ocasiones el ofrecimiento de un parlamentario chileno de dejar las armas y salvar la vida. Consultados sus soldados, la respuesta es conocida: "Podéis decirle al Gral Baquedano que me siento orgulloso de mis jefes, que tengo deberes sagrados que cumplir y que estoy dispuesto a quemar el último cartucho en defensa de la plaza" (gracias por la corrección, Julio Tirado)
Los hijos del héroe también fueron fieras que pelearon hasta el final, tal como dice Ismael Portal en su libro "Bolognesi y sus hijos, familia de héroes": "Los dos hermanos caen como leones!"
“¡Cómo no hemos de perder, si antes de principiar la lucha estamos pensando en la derrota, por falta de rifles y cañones, y plata y lo que sea!... Nosotros no tenemos que ver con las responsabilidades de otros, sino con lo que es nuestro deber, y nuestro deber es batirnos con las manos, con los dientes, con el alma entera si no hubieran rifles ni cañones; nuestro deber es comer yerba y beber en los ríos si no hubiera dinero para rancho; nuestro deber es, por último, no sobrevivir a la ruina de la patria, porque en tal caso, si las balas me respetaran, la pena y la vergüenza me matarían tristemente...!”
(Teniente EP y Héroe de la Defensa de Lima Augusto Bolognesi Medrano -17 años- hijo de Fco. Bolognesi)
Dudo que pudiera imaginar que 10 años después volvería a la actividad y regresara de la jubilación para ser traicionado por el alto mando y los políticos que lo dejaron morir sin enviar los refuerzos que esperaba. Era un duro: sabía que era imposible sobrevivir a un enfrentamiento tan desigual y rechazó en repetidas ocasiones el ofrecimiento de un parlamentario chileno de dejar las armas y salvar la vida. Consultados sus soldados, la respuesta es conocida: "Podéis decirle al Gral Baquedano que me siento orgulloso de mis jefes, que tengo deberes sagrados que cumplir y que estoy dispuesto a quemar el último cartucho en defensa de la plaza" (gracias por la corrección, Julio Tirado)
Los hijos del héroe también fueron fieras que pelearon hasta el final, tal como dice Ismael Portal en su libro "Bolognesi y sus hijos, familia de héroes": "Los dos hermanos caen como leones!"
“¡Cómo no hemos de perder, si antes de principiar la lucha estamos pensando en la derrota, por falta de rifles y cañones, y plata y lo que sea!... Nosotros no tenemos que ver con las responsabilidades de otros, sino con lo que es nuestro deber, y nuestro deber es batirnos con las manos, con los dientes, con el alma entera si no hubieran rifles ni cañones; nuestro deber es comer yerba y beber en los ríos si no hubiera dinero para rancho; nuestro deber es, por último, no sobrevivir a la ruina de la patria, porque en tal caso, si las balas me respetaran, la pena y la vergüenza me matarían tristemente...!”
(Teniente EP y Héroe de la Defensa de Lima Augusto Bolognesi Medrano -17 años- hijo de Fco. Bolognesi)
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