Accidente

Hace unos días iba por la vía expresa de Javier Prado, sí ya sé que está prohibido que las motos vayan por ahí pero era un lunes a las 3 de la mañana, no había nadie y podía disfrutar la máxima velocidad que puede tener uno en una noche especialmente fría y solitaria como esa.

Al final de esta vía, cuando ya casi se llega al cruce del zanjón, hay una especie de "morrito" o desnivel y una serie de pequeñas lomas que, si uno va a más de 130 Kmh las siente como rampas que te hacen saltar repetidas veces.

Estoy seguro que en una de esas rampas mi celular (el primer celular decente que compré en mi vida), con sus 400 fotos, sus 200 canciones y sus 2 gigas de memoria salió volando para desmaterializarse en algún lugar del asfalto.

No cabe duda de eso porque luego de las tres veces que regresé a buscarlo no encontré absolutamente nada.

Perdí el celular y ahora ando por ahí con el viejo armatoste que nunca pensé volver a usar.

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Hoy en la tarde iba en la moto por la Av. Huaylas, llevando a mi hermana, a regular velocidad (no a la que iba ese lunes, pero sí rápido) cuando un ómnibus frenó intempestivamente. Quise evitarlo y, al girar el timón para hacerlo, terminamos Ingrid y yo volando hacia el pavimento cual sacos de papa que caen de la carretilla.

Ingrid no llevaba puesto casco y durante el instante que caíamos y nos arrastrábamos por la avenida, lo único que pensé fue en lo irresponsable que fui al subirla así. Menos mal ella se aferró tan fuerte a mí que amortigué su caída. Sólo se golpeó (con herida y todo) la rodilla. Pero cayó sobre mí y yo de cuerpo sobre la moto y de cara en la pista.

Siempre hablo sobre lo incómodo que es usar casco y lo delicioso que es sentir el viento en la cara. Gracias a Dios lo usé hoy. Y agradezco también haber utilizado el que tenía la mica de protección en el rostro (no los que tengo abiertos), pues comprobé lo mucho que se raspó y golpeó la bendita mica contra el asfalto. Sin él mi cara hubiera quedado sin nariz (bueno, con ella pero metida dentro del cráneo) y definitivamente sin maxilar inferior. Sin contar del lindo color que me daría la carne viva.

Estoy bien, con el brazo y las piernas muy raspadas, la cadera golpeada y bastante adolorido en las costillas y la clavícula. Cada vez que tomo aire me duele y casi lloro cuando río. El brazo un poco en piel viva, pero soportable. Lo más incómodo son las costillas. Mañana iré a que me tomen una radiografía.

Pero me duele más la moto. Está bastante golpeada (el tanque se abolló) y parece que el motor también sufrió un poco. La probé y pierde potencia. Mañana llamo a Nadia (mi mecánica) para que se la lleve.

Ahora, además de usar un cacharro sin cámara ni realtones, debo subirme al ómnibus para ir a la universidad y reunirme con mis clientes.

La vida da vueltas, uno nunca sabe cuándo va a regresar a los orígenes. Ninguna maldición es peor que esa: "andate a la conchadetumadre".

Aunque siempre uno puede volver a salir.