Para Rose
Las tardes las pasĂ¡bamos en medias viendo tele en la cama de mi mamĂ¡.
VeĂamos Chiquilladas, con Lucerito, Alex Sintek y otros que luego vi en la decadencia de la edad.
Hoy vino a mi mente la vez que, en una bodeguita de barrio, vimos un Hombre Araña elĂ¡stico. Un sueño imposible en caja y celofĂ¡n.
QuĂ© llama habrĂ¡ visto mi hermana apagarse en mis ojos al ver el juguete, que de regreso a casa elaborĂ³ un plan para demostrarme que no habĂan imposibles, como lo era reunir los S/.28.00 que costaba el muñeco.
El plan fue el siguiente: tenĂa que encargarme de comprar el pan todos los dĂas, regresar y esconder un par de centavos antes de entregar el vuelto a mi mamĂ¡. AsĂ, despuĂ©s de muchos dĂas, podrĂa comprar al Hombre Araña.
Me entregĂ³ su lonchera amarilla, la que seguro habĂa usado en kinder, para que fuera el escondite de nuestro dinero y pasaron los dĂas y los centavos. Rose habĂa colocado un papel en el que llevaba registro de cada centavo que ingresaba a nuestro "cofre".
El dĂa que llegamos a S/.27.00 decidĂ que el muñeco ya no me gustaba. Abrimos la lonchera y compramos dulces para toda la familia.
Seguro vimos Chiquilladas y comimos Doña Pepa.
VeĂamos Chiquilladas, con Lucerito, Alex Sintek y otros que luego vi en la decadencia de la edad.
Hoy vino a mi mente la vez que, en una bodeguita de barrio, vimos un Hombre Araña elĂ¡stico. Un sueño imposible en caja y celofĂ¡n.
QuĂ© llama habrĂ¡ visto mi hermana apagarse en mis ojos al ver el juguete, que de regreso a casa elaborĂ³ un plan para demostrarme que no habĂan imposibles, como lo era reunir los S/.28.00 que costaba el muñeco.
El plan fue el siguiente: tenĂa que encargarme de comprar el pan todos los dĂas, regresar y esconder un par de centavos antes de entregar el vuelto a mi mamĂ¡. AsĂ, despuĂ©s de muchos dĂas, podrĂa comprar al Hombre Araña.
Me entregĂ³ su lonchera amarilla, la que seguro habĂa usado en kinder, para que fuera el escondite de nuestro dinero y pasaron los dĂas y los centavos. Rose habĂa colocado un papel en el que llevaba registro de cada centavo que ingresaba a nuestro "cofre".
El dĂa que llegamos a S/.27.00 decidĂ que el muñeco ya no me gustaba. Abrimos la lonchera y compramos dulces para toda la familia.
Seguro vimos Chiquilladas y comimos Doña Pepa.
7 comentarios
Qué linda anécdota, nunca me la contaste...hasta ahora:P Un abrazo.
es bacan recordar las cosas ke uno pasa cuando es niño.
Mahnahmuhnah!
saludos
...yo hasta ahorita estoy buscando el muñeco. Un trauma de la niñez, viejo.
MANA MANA mani mini MANA MANA mani minimi MANAMANA maniminimi minimi miniminiminiminimini.....
buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aquellos tiempos....
creo q nos demoramos tanto en reunir la plata que para ese entonces ya no te llamaban la atencion los munhecos de plastico :-(
POR QUE CRECEEEEMOS???? Me encantaria estar tirada en la cama de mi mami, en medias, haciendo patitas heladas y comiendo donha pepas.
Muy tierno el post, se lo voy a ensenhar a Nicolas. Siempre le canto mana mana y me mira con su cara de "que le paso a esta loca?" ja ja ja.
Besitos, gracias y te extranho.
:-)
yo ahora siento que mi infancia fue la etapa mas bonita de mi vida.
beso
Que bello es poder recordar nuestra infancia igual que yo los recuerdo a ustedes dos como unos preciosos niños y ahora unos talentosos adultos..besos
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