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Entre el éxito y el suicidio.

Hace años que no escribo.

Es decir, intento transcribir mis ideas en un papel. Apunto, anoto, describo. No escribo. Escribir es otra cosa.

Alguna vez fui escritor. Alguna vez hice música. Alguna vez.

Alguna vez en el anverso de mi piel se podían leer las mismas figuras que en el reverso. Sólo que no me lo creí y todo se atrofió, como sucede con cualquier músculo. Destilaba mucho más que sangre: torrentes de palabras, formas, sueños y presencias se ahogaron en algunas cajas enmohecidas.

Me afectó lo que le pasó a Andrés. No sé por qué. No lo conocí en persona. Leí su blog una decena de veces, así como él pasó por aquí unas cuantas. Intercambiamos algunos comentarios y mails. Eso es todo lo que conocí de él.

Por eso me sorprende que con pura virtualidad me pueda haber dolido tanto su pérdida.

Tal vez porque uno llena los vacíos con lo que quiere. O tal vez sí esas palabras inteligentes y sinceras eran, en el fondo, reflejo de un ser real.

Dicen que escribió un par de libros sobre existencialismo, dicen que era un ávido lector y un profundo pensador.

Yo sólo pienso que era un hombre inteligente y que a sus 26 años decidió abandonar el mundo en el que estamos.

Ayer, después de leer la noticia, recordé que uno es lo que hace. Tal vez no haya conocido al Andrés de carne y hueso, pero conocí un poco de lo que pensaba. Porque lo leí, porque se tomó el tiempo de escribir, de escribirme, de contar, de opinar.

Hoy me doy cuenta que debo volver a hacer. A escribir, dibujar, crear. Dejar de ser una posibilidad.

Recuerdo a un imberbe Santiago Rocagliolo saludándome en Miraflores y diciéndome: “Ven, pásate a la Católica, deja tu carrera…”

¿Lingüística? ¿Qué me hago estudiando Literatura o Lengua, en la Católica? “Estás loco, Santiago. Para terminar siendo profesor de colegio… ¡nica!”.

Pero él era más loco que yo.

Hace unas semanas Santi se convirtió en uno de los escritores más jóvenes en ganar el premio Alfaguara con su novela Abril Rojo. Y no gracias la carrera que siguió. Ni por la universidad en la que estuvo.

Fue la suficiente locura como para hacer, escribir, mandar al diablo el hoy, el futuro, los miedos, las obligaciones apremiantes y darse un tiempo para soñar.

Y no decir que sabemos usar la pala y el pico a la perfección, sino que hacemos edificios altísimos.

10 comentarios

viajera dijo...

Me gusta mucho cuando escribes así con el corazón. Buen post.

Man Ray dijo...

Como dice el post: "hace tiempo que no escribo..."

Cuando fui a visitar a mi tía (no voy mucho), luego de la muerte de mi otra tía, mi tío me dijo:
"si vas a esperar que se muera alguien para venir a vernos te vas a quedar sin familia... ven más seguido!"

Y eso mismo hay que hacer: escribir, pintar, soñar, hacer.

La muerte es un motor a veces.

Man Ray dijo...

Verito, recién leo tu post y los comentarios al mismo.

Además del cuento que escribió Andrés, que resuelve de alguna manera la incógnita de su partida.

Invalorable.

Laura Martillo dijo...

Hola tío, leí el post y me llenó de ánimo. Es grato leer a alguien que hable con la honestidad debida o modijeron "con el corazón". No sabía que seguías vivo. Vi el nuevo diseño y me ha gustado.
Creo que volveré, pero al márgen de ello, espero que tu vuelvas a la brega y hagas lo que deseas y cuando deseas.

Beso.

Kat dijo...

:(

Jersson Dongo dijo...

"La muerte es un motor a veces."

"a veces" es muy poco,
creo y tambien creo que aceptaras que este tipo de remezones, hacen eso(movernos).

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Lobo, hay una valentía en lo que escribes. El afecto unido a ella, hace de tu post, un grito y una reflexión hondos.

Solamente creo Lobo, que nada devela las motivaciones de quien se va para siempre. Con un cuadro depresivo profundo, es difícil o imposible saber por qué se fue finalmente Andrés. Toda aproximación es vana, creo querido
Lobo.

Gran salute. Y un abrazo.

Antolín Prieto dijo...

Me has hecho acordar algunas cosas que generalmente uno tiende a olvidar o aplazar... así que a trabajar (o hacer lo mío)

Saludos y gracias

xxx FroggieS xxx dijo...

GRACIAS POR LA MÚSICA.
Conocía "After hours" por una publicidad en la tv, pero nunca la escuché entera. Tampoco sabía que era de "Velvet", que me gusta mucho.
Y te sigo leyendo.

Anónimo dijo...
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